Marissa
Su figura espigada, alta, su cabello de rizado natural, casi infantil, su hermoso rostro apenas maquillado y su sonrisa siempre sincera, pocos podrían pensar que ya tiene 40 años. La natación, que practica todos los días en punto de las 6:30 de la mañana, ha hecho un buen trabajo en ella, no sólo en su cuerpo, sino en su espíritu amable, alegre y emprendedor. Pero no se trata de una deportista, ni de una modelo, es la propietaria de Marisa, una de las pastelería más exitosas de la zona metropolitana, famosa por sus deliciosas galletas que, desde la primera abierta hace ocho años hasta la que cualquier goloso pueda degustar ahora mismo, conserva ese sabor casero, natural, sin conservadores, son sabor a corazón.
Marisa Lazo comenzó su empresa como muchas otras mujeres, en su casa, en el horno de su cocina, por el puro gusto de hornear y compartir con sus amigos. Poco a poco, sus galletas redondas, rellenas de mermelada de fresa fueron solicitadas por sus amistades para regalar y quedar bien, es decir, se creó una cadena de complicidad con el sabor de las confecciones de Lazo. Así comenzó el negocio y en 1997 abrió la primera pastelería en Golfo de Cortés. “Nunca he tenido una estrategia administrativa o comercial, siempre me he guiado por el propio pulso que el producto y la clientela me da”, asegura y en ocho años de trabajo ha abierto ya nueve sucursales por toda la ciudad.
Aunque pudiera parecer un crecimiento rápido, Marisa Lazo asegura que en realidad el propio negocio es el que le ha marcado el ritmo. “Si tuviera una estrategia ésta sería la de ser muy disciplinada y organizada, no gastarme todo lo que gano, sino ahorrar y reinvertir en el propio negocio, nunca solicitar un préstamo.
Marisa Lazo comenzó su empresa como muchas otras mujeres, en su casa, en el horno de su cocina, por el puro gusto de hornear y compartir con sus amigos. Poco a poco, sus galletas redondas, rellenas de mermelada de fresa fueron solicitadas por sus amistades para regalar y quedar bien, es decir, se creó una cadena de complicidad con el sabor de las confecciones de Lazo. Así comenzó el negocio y en 1997 abrió la primera pastelería en Golfo de Cortés. “Nunca he tenido una estrategia administrativa o comercial, siempre me he guiado por el propio pulso que el producto y la clientela me da”, asegura y en ocho años de trabajo ha abierto ya nueve sucursales por toda la ciudad.
Aunque pudiera parecer un crecimiento rápido, Marisa Lazo asegura que en realidad el propio negocio es el que le ha marcado el ritmo. “Si tuviera una estrategia ésta sería la de ser muy disciplinada y organizada, no gastarme todo lo que gano, sino ahorrar y reinvertir en el propio negocio, nunca solicitar un préstamo.
Es muy sencillo, si no tengo para rentar un nuevo local y crecer no lo hago, pero si tengo el recurso, el local adecuado, la zona precisa, entonces abro una nueva sucursal”.
Para Lazo, la distribución correcta de su tiempo ha sido la base de todo: todas las mañanas las dedica al cien por ciento a sus pastelerías y, como es madre de dos adolescentes, pasa por entero sus tardes con ellas. Es importante mencionar que tiene una maestría en Psicología, profesión que apenas este año dejó de ejercer para concentrar toda su energía laborar en sus negocio, aunque no descarta volver a ella cursando el doctorado pues, asegura, “me encanta estudiar”.
Cuando le preguntan a menudo por qué otras mujeres que comenzaron como ella, no han logrado un éxito similar, confiesa que ella en realidad nunca se planteó el crecimiento bárbaro que ha tenido, pero que sí se centró en crear una marca propia, registrada, para que el producto se distinguiera del resto en el mercado. “Lo más importante es no sacrificar la calidad del producto por obtener mayores ganancias, no vale la pena, si encuentro, por ejemplo, un ingrediente de menor precio, pero también de menor calidad, no lo uso, mis recetas están intactas desde el primer día hasta ahora, porque al cliente no lo puedes engañar, sabe cuando le estás dando menor y eso no se vale.
Hasta los niños se dan cuenta, una amiga mía me comentó que e una ocasión, se le hizo tarde y no alcanzó a pasar por las galletas de fresa que le gustan a sus hijos, entonces compró una que se veían iguales en el supermercado y su niño le dijo ‘éstas no son las mismas, no me gustan’, eso es importante para mí, si la receta dice 200 gramos de nuez, no le voy a poner 150 por ahorrar, jamás”.
Para Lazo, la distribución correcta de su tiempo ha sido la base de todo: todas las mañanas las dedica al cien por ciento a sus pastelerías y, como es madre de dos adolescentes, pasa por entero sus tardes con ellas. Es importante mencionar que tiene una maestría en Psicología, profesión que apenas este año dejó de ejercer para concentrar toda su energía laborar en sus negocio, aunque no descarta volver a ella cursando el doctorado pues, asegura, “me encanta estudiar”.
Cuando le preguntan a menudo por qué otras mujeres que comenzaron como ella, no han logrado un éxito similar, confiesa que ella en realidad nunca se planteó el crecimiento bárbaro que ha tenido, pero que sí se centró en crear una marca propia, registrada, para que el producto se distinguiera del resto en el mercado. “Lo más importante es no sacrificar la calidad del producto por obtener mayores ganancias, no vale la pena, si encuentro, por ejemplo, un ingrediente de menor precio, pero también de menor calidad, no lo uso, mis recetas están intactas desde el primer día hasta ahora, porque al cliente no lo puedes engañar, sabe cuando le estás dando menor y eso no se vale.
Hasta los niños se dan cuenta, una amiga mía me comentó que e una ocasión, se le hizo tarde y no alcanzó a pasar por las galletas de fresa que le gustan a sus hijos, entonces compró una que se veían iguales en el supermercado y su niño le dijo ‘éstas no son las mismas, no me gustan’, eso es importante para mí, si la receta dice 200 gramos de nuez, no le voy a poner 150 por ahorrar, jamás”.
Por otra parte, la innovación también es importante, siempre trata de estar a la vanguardia, probando nuevos postres, además de cuidar mucho su imagen, pues ella no considera un gasto utilizar empaques bonitos que a la gente se le antoja lucir y regalar, que su logotipo sea novedoso y que sus camionetas de distribución porten las imágenes de los postres más lindos y coloridos, toda esa publicidad es parte de una imagen que el consumidor reconoce y agradece.
Marisa Lazo asegura que nunca ha tenido miedo de fracasar, al contrario, cada vez que abre una tienda está segura de que le irá bien y su pensamiento positivo le ha dado excelentes resultados. Está consciente de que su crecimiento ya no lo para nadie y confía en que Guadalajara y la zona metropolitana todavía tiene mucho campo de expansión y cuando ya no lo haya, entonces pensará en abrir franquicias en la ciudad de México y otros puntos del país, así como en el extranjero, ya que personas que conocen su producto en Estados Unicos, Japón y Suiza se lo han solicitado.
Lo más delicioso: el trabajo
Hasta la oficina de Marisa Lazo, que está en la parte superior de la sucursal de Américas, llega a toda hora el olor a azúcar, mantequilla y chocolate mezclándose con todos los ingredientes precisos para una buena confección repostera. Todas las sucursales huelen igual, pero ésta tiene además el aroma del perfume de Marisa, quien ama el chocolate más que otro sabor en el mundo e incluso, a la hora de ir a un restaurante, se va siempre a la carta de postres para saborear lo que degustará al final. La rosca de chocolate y la galletería fina son quizá los productos que más han penetrado en el gusto de sus clientes, además de su famoso fruit cakeperfeccionistas, capaces de trabajar horas y días extra cuando es necesario. “Yo amo mi actividad y no lo veo como un trabajo cansado, al contrario, me revitaliza y lo disfruto, soy privilegiada y me encantaría que toda la gente pudiera ver sus trabajo como yo, como algo que hago por amor y me encanta”, concluye.
Marisa Lazo asegura que nunca ha tenido miedo de fracasar, al contrario, cada vez que abre una tienda está segura de que le irá bien y su pensamiento positivo le ha dado excelentes resultados. Está consciente de que su crecimiento ya no lo para nadie y confía en que Guadalajara y la zona metropolitana todavía tiene mucho campo de expansión y cuando ya no lo haya, entonces pensará en abrir franquicias en la ciudad de México y otros puntos del país, así como en el extranjero, ya que personas que conocen su producto en Estados Unicos, Japón y Suiza se lo han solicitado.
Lo más delicioso: el trabajo
Hasta la oficina de Marisa Lazo, que está en la parte superior de la sucursal de Américas, llega a toda hora el olor a azúcar, mantequilla y chocolate mezclándose con todos los ingredientes precisos para una buena confección repostera. Todas las sucursales huelen igual, pero ésta tiene además el aroma del perfume de Marisa, quien ama el chocolate más que otro sabor en el mundo e incluso, a la hora de ir a un restaurante, se va siempre a la carta de postres para saborear lo que degustará al final. La rosca de chocolate y la galletería fina son quizá los productos que más han penetrado en el gusto de sus clientes, además de su famoso fruit cakeperfeccionistas, capaces de trabajar horas y días extra cuando es necesario. “Yo amo mi actividad y no lo veo como un trabajo cansado, al contrario, me revitaliza y lo disfruto, soy privilegiada y me encantaría que toda la gente pudiera ver sus trabajo como yo, como algo que hago por amor y me encanta”, concluye.
Referencia Electrónica
Recuperado el 30 de abril de 2011

